Cuando la mente muere

 

Cuando la mente muere, (morir para nacer. Morir lo que no se es para que nazca lo que es) cuando la trasciendes, no sientes esos momentos de felicidad temporal que esta te ofrece con un pequeño o gran goce experimentado.

         Da igual el lugar donde estés y con quien estés, eso no te hará sentir nada producido por la mente, y de ningún modo alterará tu tranquilidad.

          Ahora tu sentir no es proveniente de la mente, sino de la Unidad. Ya no es temporal ni causal, está en ti, y en todo lo que te rodea, en todo lo visible e invisible, y ahora la percibes y sientes. A veces puede ser más intenso, pero siempre estará en ti una sensación de tranquilidad (por definirlo así).

          Te invade la tranquilidad interior, ya no sufres por nada, pues eres consciente que nada es real, ni siquiera tú mismo.

          Eso no significa, como muchas personas dirían o creerían, que todo te da igual, sino que ya no juzgas desde la mente.

          Estás tranquilo, sabes que todo está bien, como ha de estar, vives con plena aceptación de lo que es.

          Te invade de vez en cuando un gran Amor por todo lo que ves, por la gente, por ti y por todo.

          Ves la gran belleza que nos rodea. No juzgas a la forma (a la gente ni a nada).

          La felicidad o la Paz ya no vienen del exterior, sino que está en ti, y has accedido a ella.

          Todo está en uno mismo, y lo que proviene de uno mismo es ilimitado, eterno y auténtico. Al contrario que cuando es producido por la mente, que es temporal, perecedero y no tan intenso como las auténticas sensaciones producidas por la conexión con tu real esencia.